Extraído de un libro de Andreas Edwien:
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Se argumenta
generalmente con que el Jesús histórico
debe que ser un ideal para nuestra
cultura y nuestras relaciones con otro ser humano.
La respuesta es
definitivamente: no.
Esta no en primer
instancia una crítica de Jesús como un ser histórico, pero si una crítica
contra las iglesias cristianas que, según Edwien han sacado a Jesús de
su tumba y lo llevado por todas partes, a través de veinte siglos, y lo han colocado en el
centro de nuestro tiempo con el requisitos de que nos sometamos a su autoridad.
Es decir, una
crítica en primera instancia a la adoración del Jesús que han creado.
Y por qué no podría
ser Jesús un ideal para nuestro tiempo?
Porque, según
Edwien, los puntos de vista de Jesús están en conflicto con los derechos
humanos y con lo que para él sería la sociedad. Los criterios de Jesús para con la humanidad tienen sus bases en un racismo espiritual, que separa los seres humanos entre
buenos y malos, esto es contrario al principio de que todo ser humano tiene el
mismo valor y las mismas aptitudes.
Le exige condiciones
religiosas e ideológicas a los pobres y a los que estén en inferior de
condiciones para aceptarlos, “salvarlos”. Esta batalla contra todos, aquí y
ahora, no en su reino del más allá, daría frutos en lo material, lo social y
cultural.
El reconocimiento
de Jesús de la esclavitud, al no distanciarse de las leyes de esclavitud de los tiempos de Moisés, y fortalecerlas además, choca
claramente con el principio de que todos nacemos libres, iguales en dignidad y en derechos humanos.
Jesús se presenta además como discriminador o represor
de la mujer a través de su legado de teología machista y su idea de Dios como varón. Jamás abogó
tampoco por la igualdad entre los sexos.
Jesús volvería a
quedar en conflicto con los derechos humanos al distanciarse de la libertad de religión,
de pensamiento, de opinión y la libertad de expresión a través de la
proclamación de castigos por desviarse de su exigida creencia en él.
El ideal de comunidad
de Jesús era la dictadura, con él mismo como dictador y con la obediencia total
de su rebaño, como ejemplo de sometimiento.
Esto contradice
también las ideas de la democracia.
Jesús predica
sobre el establecimiento de un tribunal en el que solo él mismo da veredictos
sobre leyes que él mismo dicta. Esto está claramente en contraposición con los principios de
la sociedad de derecho. Como reacción de castigo contra actitudes que él no
aceptaría, Jesús habló de torturas prolongadas y severas. Esto va en contra de la prohibición
de los derechos humanos de la tortura y las penas de inmensa crueldad.
En las campanas de
Derechos Humanos se fomenta que todo ser
humano tiene derecho a una educación que promueva el respeto de los derechos
humanos y que le de instrumentos para
promover la comprensión, la tolerancia y amistad entre las naciones, razas y
grupos religiosos. Jesús, en cambio, predicó guerra en el futuro del mundo, con
la salvación sólo para sus elegidos y fatalidades para el resto de sus parientes humanos, una actitud muy distanciada de los Derechos Humanos.
Sobre esta base, sugiere el Dr. Edwien que todas
las leyes escolares que se basen en adoctrinamientos cristiano para que el niño
“crea”, y cultive a Jesús como la autoridad e ideal, como salvador y como hijo
de Dios, son claramente incompatibles con la Declaración de los Derechos
Humanos de la ONU ".