onsdag 16. juli 2014

Los milagros de los misericordiosos.


Una niña resucita en Filipinas

Fue un milagro del ser divino misericordioso, que demuestra la hipocresía de los seres milagrosos.
La niña estaba sana. Sus padres pedían por su salud. El milagrero desoyó los rezos porque nadie se daría cuenta que él la ayudaba. Su egoísmo sobrepasaba por mucho su misericordia. Dejó que la niña se enfermara.
La niña se enferma. Los padres piden por ella. La virgen milagrera o algún diosito no quieren ayudar porque los médicos se llevarían la gloria. Se olvidan de la misericordia.
La niña se agrava. Los padres rezan desesperados. Los padres y la sociedad pierden dinero. La niña sufre. Los familiares también. Los milagreros se tapan los oídos. La gloria de un milagrito no basta para saciar el egocentrismo de ellos. 
La niña "muere". Los padres siguen rezando desesperados. Los milagreros no hacen nada en millones de casos pero a veces su vanidad es tan grande que se mandan un milagrito porque no pueden vivir sin la hipócrita necesidad de sentirse necesitados, milagrosos, misericordiosos. La niña despierta de su supuesta muerte (porque había recibido el diagnóstico de "muerta").
La ignorancia convierte un hecho casual, natural en un milagro, y a la vanidad en misericordia.

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